jueves, 20 de diciembre de 2007

Causalidades

Te busqué, como se busca algo preciado
Y te encontré, como se encuentran la paloma y el viento
Y te abracé, como se abraza a los seres queridos
Y te sentí, te sentí de verdad cerca,
Cerca mentalmente y cerca la mente de los cuerpos,
Porque es entonces donde confunden las fronteras físicas y se acortan las distancias,
Cuando te miro y me entendés, cuando respiro y vos también te llenas de aire,
Cuando me das la mano y caminamos los dos hacia el mismo lado.

lunes, 10 de diciembre de 2007

¡Eureka!


¿Quién dijo que todo está inventado?

Lo escuché por ahí, lo decían a mis espaldas. Lo susurraban despacito, con el cuidado que merecen los secretos.

¿Quién lo ha dicho? ¿Acaso no sabe que aún hay mil amaneceres por descubrir?

No lo creo cierto, no se ha inventado todo.

Ante mis ojos nacen nuevos inventos:

Una sonrisa auténtica, irrepetible; una manera diferente de querer; un innovador silencio; una mirada efímera.

Cada instante es único, insuperable. Los actos no se reproducen ni se acumulan, los actos son esenciales y determinantes.

Todos somos inventores, componemos sin proponérnoslo. Producimos e improvisamos constantemente, sin dar descanso a la imaginación ni vacaciones a la creatividad.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Los caminos de la vida

La juventud es el período más paradójico de la vida humana. Es una etapa en la que nos sentimos grandes para muchas cosas, pero a su vez somos todavía chicos para enfrentar situaciones que se nos ponen adelante. Maduros para algunas circunstancias, inexpertos para otras, los adolescentes naufragamos hoy en día en un mar de incógnitas y dudas existenciales que nos acosan en el momento en el que salimos a andar al mundo.

Quizás esto no siempre fue así, pero en la actualidad la mayoría de los jóvenes atraviesa un estado de ‘vacío interior’ difícil de llenar. Es como un sentimiento de insatisfacción con el mundo que nos toca vivir, sumado a unas ganas nulas de cambiar la realidad ajena, que muchas veces se nos va de las manos.

Vivimos en los tiempos del individualismo y del consumo, en un escenario muy diferente al que conocieron nuestros padres. Estamos atravesados por la resaca sádica de la dictadura y sus desgraciadamente triunfantes consignas. No nos metemos, porque no queremos ser uno más. No participamos, porque eso fue lo que nos enseñó la historia. Y lamentablemente aquellas ideas, por tan lejanas que parezcan, siguen reinando entre nosotros.

De todas formas, no somos seres aislados que vivimos por inercia, porque la esencia misma de la juventud- a veces más expresada, a veces más reprimida- es la pólvora del espíritu rebelde. Todos pasamos por la etapa de rebelión contra el mundo, contra nuestros padres, contra el sistema. Lo que cambia con el tiempo son los objetivos, algunas décadas atrás la rebelión estaba asociada con la lucha armada, con las ideas de revolución, con la comunión de alternativas para cambiar un régimen con el que se estaba en desacuerdo. Hoy, las luchas no dejaron de existir, sin embargo se hallan fragmentadas. No existe actualmente ese espíritu de cambio y de unión que imperaba en los sesenta o en los setenta, por el contrario, toda esa energía juvenil esta canalizada de maneras muy diferentes.

Cada quien dirige su ‘caudal rebelde’ para donde lo desea o para donde se lo permiten, porque sufrimos de múltiples condicionamientos. La música, el arte, los problemas sociales, los conflictos ambientales, la exclusión de las minorías, los Derechos Humanos, son algunas de las temáticas actuales en las que nos involucramos los jóvenes. No nos metemos en política. Está mal visto.

La política es para corruptos; eso es lo que piensa la mayoría. Inmersos en un profundo descreimiento, producto de las sucesivas decepciones que sufrimos los argentinos con los gobiernos pasados, nos dedicamos a intentar modificar, desde humildes posiciones, algún pedacito de la sociedad en la que vivimos.

Algunos sufren de rencor, de odio hacia las generaciones pasadas que nos dejaron un país desarticulado, con pobreza, con desempleo y con desmotivación. Pero poco hacen para revertir esa situación.

En lo personal, no creo que sea una de esas personas que mira el mundo desde afuera criticando todo, sin tratar de mejorarlo. Fui muy estimulada durante mi niñez y considero que soy una persona comprometida y sensible con lo que pasa a mi alrededor. Me crié en una comunidad chica y durante mi adolescencia me encontré con jóvenes que pensaban muy diferente. Sé que hay un gran número de personas que viven en una esfera hermética y que no se enteran- o no quieren enterarse- de lo que sucede en su ciudad; pero también sé que muchos fueron mis compañeros en distintos desafíos, que por más mínimos que fueran, representaron nuestras luchas.

Algo de lo que se sufre mucho en nuestros tiempos es de conformismo, ese sentimiento mediocre de auto-consuelo difícil de superar. No me gusta caer en eso, ni tampoco ver a mi generación presa del inmovilismo y sumida en un egoísmo que se acentúa cotidianamente.

Es difícil ser joven en el 2007, es un momento en el que el país se recupera de algunas crisis y procesos que marcaron el pasado, pero también emergen nuevos escenarios y comienzan a decantar problemáticas que llegaron a su punto máximo. Nos sentimos responsables de muchas cosas, pero a veces no tenemos la fuerza y la seguridad suficiente para enfrentarlas. Tenemos una enorme presión, muchos nos señalan: “el futuro son ustedes”, y aunque en parte es cierto, no todo depende de nosotros.

El solo hecho de pensar en aquel futuro, en aquella realidad utópica que anhelan nuestros mayores, nos hunde en el miedo. Y a pesar, muy a pesar, de que muchos crean que somos una juventud frívola y debilitada, vamos a tomar las riendas y a conducir hacia el camino que nos parezca más pertinente.

En un mundo en el que reinan las ideas del capitalismo, en el país de la viveza criolla, en donde está bien vista la mentira piadosa y la discriminación hacia nuestros vecinos países, se debería valorar más a una juventud como la de hoy. Podría ser diferente, hasta mejor, pero no es sólo nuestra falta, la juventud es solo una parte de la sociedad y el futuro se construye colectivamente.

jueves, 25 de octubre de 2007

Good times, bad times

Hay días que me levanto pensando en que va a ser una mala jornada y efectivamente lo termina siendo. No se si es una cuestión de azar o de mala predisposición, pero en determinadas situaciones siento que una fuerza extraña y poderosa condiciona mi mala racha. No se trata de un dios, ni nada por el estilo. Es algo pesado y denso que se mete entre mis pensamientos y se adueña de mí, de una manera sorpresiva. Esa fuerza hace que mis actos se conviertan en pequeñas acciones guiadas por la inercia fresca de los días nublados. Es una sensación extraña, porque durante el tiempo que dura la mala racha, creo ciegamente en que nunca me fue bien y que nunca me irá bien en nada. Suena un poco pesimista, pero eso es lo que siento.

Las cosas se rompen solas; parece que por donde uno pasa va trasladando esa mala racha y la dispersa en el aire, los perros nos ladran, la gente nos mira mal, hasta los vendedores se ponen de acuerdo para maltratarnos. Si el día estaba soleado seguro se larga a llover. Uno tiene un aura maligna que aleja las buenas vibras.

Las acciones tienen una importante carga negativa durante la mala racha, pero es sólo hasta que nosotros lo disponemos. Hay que hacer un esfuerzo y encontrar la poción que rompa el hechizo. En mi caso me sirvió una canción de Led Zeppelín, “Good times, bad times”, que sirvió de estimulo y me hizo pensar en la bipolaridad de la vida misma y en la ciclotimia caprichosa que rige nuestro destino. Y que va a ser…’Se la vie’, ya vendrán tiempos mejores.

sábado, 6 de octubre de 2007

Entre líneas


Tuve un encuentro con las raíces de mi árbol genealógico, con aquellas generaciones que de alguna manera me dieron vida y me marcaron en algún aspecto, porque sin su existencia no podría haber sido tal como soy. Si no hubiesen existido mis tatarabuelos, no hubieran nacido mis bisabuelos, y por lo tanto tampoco mis abuelos ni mis padres. Cada pequeño detalle determinó mi historia, nada sería como es hoy si no fuese por los actos de mi ascendencia; es una especie de efecto mariposa, que se proyecta en el tiempo y se traslada por las generaciones.

Me enteré que ellos fueron inmigrantes del sur de Italia, de la zona de La Rotonda. Uno era zapatero, otro comerciante; viajaron a Argentina y sentaron las bases de lo que sería una gran familia.

Mi bisabuelo, a quién no conocí, me hizo un llamado hace unos días. Fue extraño, sabía muy poco sobre él y en una conversación con mi abuela me enteré que teníamos muchas cosas en común. Sentí una enorme conexión. Me contaron que tenía un diario que se llamaba “El Cid. Periódico quincenal, una palabra pujante al servicio de la verdad”. Sin dudas, llevo parte de su oficio en mis genes, estudio periodismo y me gusta mucho escribir. Él también escribía poesías y tuve la oportunidad de tener en mis manos un original de un libro que iba a publicar. Lo leí y me vi reflejada en él. Sentí como si me lo hubiera dejado, sabiendo-sin saber- que setenta años después una bisnieta inquieta se emocionaría leyendo sus palabras.

Es increíble, porque leo y me proyecto en él y hoy lo conozco más que nadie. Sé que tuve un bisabuelo poeta, que tuvo un periódico y que me dejó su legado, que tenía algo guardado para mí, entre líneas.

Se llamaba José Lauría Sassone y ésta es una de sus poesías.


Soñador


Yo vivo enamorado del ensueño

Aunque todo al fin sea quimera.

Lo amo porque soy su dueño

Y porque brinda a mi vida primavera


A veces sueño con afanes imposibles

Sumido en el más dulce embeleso.

Mi alma hienchen los arpegios inasibles

De la música, los pájaros y el verso.


Tengo miedo de vivir la realidad,

Porque siempre mis caminos fui penando.

Todo fue para mi triste fatalidad

Dejadme, pues, vivir y morir soñando.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Que la tortilla se vuelva (o La hierba de los caminos)









(Chicho Sánchez Ferlosio)


La hierba de los caminos
la pisan los caminantes
y a la mujer del obrero
la pisan cuatro tunantes
de esos que tienen dinero.

Qué culpa tiene el tomate
que está tranquilo en la mata
y viene un hijo de puta
y lo mete en una lata
y lo manda pa’ Caracas.

Los señores de la mina
han comprado una romana
para pesar el dinero
que toditas las semanas
le roban al pobre obrero.

Cuándo querrá el Dios del cielo
que la tortilla se vuelva
que los pobres coman pan
y los ricos mierda, mierda.

A comienzos de los 60, el madrileño Chicho Sánchez Ferlosio compuso algunas de las canciones antifranquistas más populares de entonces -"Gallo rojo, gallo negro", "La paloma de la paz". Todo el mundo pensaba que eran anónimas, porque Chicho jamás las firmaba para evitar represalias del régimen.

Qué difícil debe ser vivir en un país en guerra civil; por suerte existen la poesía y el arte, que son herramientas de lucha, que trascienden las frontera de la violencia y las armas. Picasso, al igual que muchos otros, tuvo su cuota de compromiso; cuenta la anécdota que una vez terminado el Guernica un oficial alemán se acercó al lienzo y le preguntó al recocido pintor “¿Y esto lo hizo usted?”. Picasso respondió: “No. Eso lo hicieron ustedes.”


sábado, 8 de septiembre de 2007

Cualquier similitud con la realidad no es pura coincidencia

Luz, cámara… ficción

Ayer miré por segunda vez Caballos Salvajes y me pasó lo que siempre pasa cuando se mira por segunda vez una película, le presté atención a otros detalles y me di cuenta de cómo me gusta la historia. Como estudiante de periodismo no pude evitar detenerme en observar el rol que se le asigna a la prensa en el film. Me pareció interesante cómo se presenta la relación del periodista con la información y con el medio en el que trabaja.

El personaje de Fernán Miras es el de un periodista crítico a quien le asignan cubrir una nota sobre dos prófugos, que son una especie de “Robin Hoods”. Él se apasiona con la historia, pero el canal televisivo para el que trabaja cambia de postura frente al caso y deja de ver a los fugitivos como héroes. Entonces se siente confundido y se le presenta una disyuntiva que ilustra perfectamente la ambigüedad del periodismo actual.

“¿Te cambió la película, Director?”, le pregunta desafiante un periodista colega a Fernán Miras, al verlo confundido entre sus pensamientos y la línea mediática que debe respetar. Y lamentablemente el periodismo de hoy es así. La información es una mercancía, y las noticias son una película, escrita y dirigida según los intereses de las empresas y los gobiernos de turno.

En otra escena, los prófugos se defienden de una persona que los reconoce del noticiero y los indaga sobre su culpabilidad: “usted no habla de nosotros, habla de la televisión, la televisión vende otra cosa”, le dicen. Cuanta verdad. Pensar que es ficción, pero que no está muy alejada de nuestra realidad.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Palabras Cruzadas


Son un sistema de signos, de reglas, de sonidos, de texturas que se combinan y dan forma a las más diversas sinfonías. Son una mezcla extraña que se apropia de nosotros casi por inercia. Son sustento de la literatura; materia prima de los escritores, de los periodistas, de los ensayistas, de los dramaturgos, de los compositores; herramienta de los intérpretes, de los amigos, de los novios, de los vecinos. Son de todos los que comunican y se comunican.

Las palabras circulan, vuelan, nadan, desfilan entre nosotros y le dan importancia a aquellas cosas que cómo no habían sido bautizadas andaban por ahí, a la deriva, esperando que alguien les pusiera nombre, les diera identidad y las hiciera inmortales.

En un ritual las palabras danzan y se entrelazan, se reconocen, se resignifican, se abrazan y así forman frases: momentáneamente se unen. Pero se pierden y quedan resonando como ecos. Se reordenan y van hacia donde se las precisa, corren, urgidas a asistir a quien debe nombrarlas.

Tengo mis palabras, pero no son solo mías; son de todos las que las usan, las presto, las comparto, porque con las palabras se escribe la poesía y como dice un cartero conocido:

“la poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita”.