miércoles, 20 de marzo de 2013

De olor a tierra mojada incluso en la ciudad




Pasó el cuchillo por la tostada una vez más, raspando la coraza negra y pensando en que siempre se le quemaban. “También siempre se me hierve el agua”, reflexionó instantáneamente, mientras recordaba la cara de su padre tomando un mate recién cebado, riéndose y diciendo:
-¿Se te hirvió y le pusiste agua fría?.
¿Cómo hacía para darse cuenta todas las veces?
Afuera llovía mucho, adentro estaba ideal para tostadas y café con leche.
Tomó el primer sorbo y miró el cielo plomizo por un rato. “¿Será que a todos les pinta la filosofeada en los días de lluvia?”, se preguntó. Pensó intensamente, como si la lluvia le diera claridad. Pensó, como hace tiempo que no lo hacía.
Se dio cuenta de que estaba tremendamente feliz. Por nada en especial, por su pequeña planta de jazmín que había dado flores; por que se le había curado una llaga en el paladar; porque ya había terminado su día de trabajo; porque se había comprado una colonia que le encantaba, porque tenía palta y berenjenas en escabeche para cenar. Se dio cuenta que le encantaba ese día de lluvia, que no le daba melancolía ni nostalgia.
Puso Fuego Gris  muy fuerte. Ese sí que era un disco para días lluviosos. Afuera diluviaba y adentro se escuchaba a Spinetta susurrar: “un ser humano al fin, un dulzor, un temor, un escape del alma…”

martes, 19 de marzo de 2013

Volver...



 ¿Acaso la inspiración vuelve como quien regresa de un viaje? A dos años, retomo este espacio en donde pego recortes de historias, de imágenes, de textos, de descripciones, de sonidos, de sensaciones, en fin... recortes de vida.