domingo, 9 de noviembre de 2008

Historias de tren III

Ellos se veían cada tanto, pero algo atravesaba todos sus actos, hasta los más mínimos: el desencuentro.
A trasmano, así vivieron su relación.
Cuando ella iba, él venía; cuando él la buscaba, ella se perdía. A veces se chocaban y se miraban fijo, disfrutaban del cara a cara, pero la sensación de saber que pronto se volverían a desencontrar los angustiaba. Cuando ella lo llamaba, él justo salía.
Siglos estuvieron así, navegando por la vida con la certeza de que en algún momento las fuerzas se iban a alinear para que el encuentro surja. Y surgió, irradiando vida, amor y sensatez. Fue un enero, en el que coincidieron en un tren y allí se quedaron para siempre, viajando en el tiempo y en la eternidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y si...el tren pasa una sóla vez, dicen algunos, hay que saber si tomarlo o no...
no hay que perder las oportunidades..
Por la vía, también pasa la vida
saludos
Leónidas

Josefina dijo...

qué belleza de relato!

sin duda, logra que uno se transporte a través de ese par de líneas

nada mejor que un corto e intenso viaje