lunes, 1 de abril de 2013

Frenética metrópolis



La camisa verde, el celular, la mano….
El corderoy, las risas con dientes apretados.
El olor a café, a café quemado, a quemado, a humo.
Las conversaciones ajenas, las miradas estigmatizantes.

La ciudad se ríe a oscuras, a espaldas de todos aquellos mortales que intentan escaparse.
Las luces, la música, las luces.

Las servilletas de papel, de ese que no seca ni limpia.
Las tazas bien porteñas, con ribetes dorados.

-Con edulcorante para mí por favor.

Las putas costumbres.
Los choques atolondrados en la calle, la verborragia, los gritos.
Los panchos en la estación.

-Con papitas y mostaza para mí.

La humedad. La maldita humedad.
La fruta en la calle. Enchufes, ropa, garrapiñada.
El zapato, el hombre, el lustrador.
El diario, la revista, el vendedor.

-No, nena no sé que colectivo te deja en Villa del Parque, ¿Me viste cara de Guía T?

El arte callejero.
El subte.
Las calzas rayadas, los tatuajes.

Los tacos contra el piso. El traje. El semáforo.
El 132.
La plaza, la muchedumbre.

El colchón, el hombre. El colchón en el suelo.
La mano. La moneda. La mano curtida, la moneda de 25 centavos.
La desigualdad.

Y lo peor: acostumbrarse.

Buenos Aires… impredecible Buenos Aires.

1 comentario:

David dijo...

Mas alla de las características de la ciudad, me interesa poder disfrutar de todo lo relacionado con ella. Con mi lumia 900 suelo cheque la informacion que necesito para estar al tanto de la ciudad, como el clima y el estado del transito sobre todo