domingo, 17 de febrero de 2008

Mi cómplice y todo

Actuando, así nos conocimos. Quizás nuestra historia es una obra de teatro. Nos reímos, nos acercamos, interactuamos. Nos distanciamos, pero nos encontramos años después. Nos apreciamos, te empecé a querer, te empecé a valorar. Bailamos, cursamos, nos reímos, conocimos gente. Y nos hicimos fuertes, nos aferramos, compartimos música, nos reímos. A veces lloramos; algunas de tristeza, otras de emoción. Bailamos, cantamos también, nos abrazamos, viajamos. Compartimos recitales, compartimos amigos, compartimos familias. Nos fuimos haciendo imprescindibles una para la otra. Me acompañaste, me escuchaste, me enseñaste. Te abracé, te entendí. Nos reímos; de nosotras, de la gente. A veces lloramos. Tuvimos charlas existenciales, nos emocionamos, nos entendimos. Nos conectamos, nos comprendimos. Y cerramos ciclos, y empezamos otros. Siempre juntas. Pasaron los inviernos, nos reímos en la nieve. Pasaron los veranos y nos reímos bajo el sol.

Nos fuimos; nos separamos. Nos reencontramos. Pasaron visitas intensas, obras de teatro, fiestas, mates, abrazos.

Y un día vendieron tu casa, y lloramos. Y me lleve una parte de vos. Me regalaste tus plantas, te abracé y lloramos; un poco de tristeza y un poco de emoción.

Pasan los años, pasan las casas, pasan los novios, pasan los trabajos, pasa la vida, quedan los amigos.

¿Qué más necesitamos?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿còmo es posible sentir la intensidad de una corriente de aguadulce pasando por el alma cuando te pienso?, ayer me preguntaba dònde embalar una cantidad de recuerdos de esos que se remiten por olores,o por imàgenes, rincones, sonidos. y me doy cuenta de que vuelven a pasar por el corazòn cada vez que iluminàs en nuestro encuentro. què alivio, perpetua valija de vida!

Pink_Flor dijo...

Soy tu chip de memoria andante, siempre voy a iluminar tus recuerdos.